sábado, 25 de agosto de 2012

como reaccionan los hijos ante la separacion de sus padres

Cómo reaccionan los hijos ante la separación de sus padres
 
Dado el elevado número de separaciones entre parejas que se producen hoy en día, esta situación para los niños ha dejado de ser excepcional para pasar a ser algo bastante habitual. Además del shock emocional que sentimos por sufrir una ruptura sentimental, es imposible no experimentar miedo por cómo esta situación repercutirá en nuestros hijos.
Está comprobado mediante varios estudios psicológicos, que a la larga, el niño sufre mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos que cuando deciden vivir separados, sobre todo si antes de la separación se vivía en la casa un clima constante de hostilidad y agresión. Los niños quieren sentir que sus padres son felices, si bien al momento de la separación no puedan darse cuenta de esto por la conmoción que la situación les genera
 

El divorcio conlleva por su propia esencia cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser despreciable o con muchos defectos, se está presionando al niño para que vea a su padre o madre desde un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos, pero siempre será su padre o madre y es imposible cambiar el sentimiento hacia un progenitor. Si la hostilidad entre los padres persiste después del divorcio, es difícil que esto no repercuta negativamente en el niño.
El matrimonio o el amor entre los padres pueden haber terminado con la separación, pero no así el vínculo que los une ya que siguen siendo los padres de ese o esos niños y eso no cambiará nunca. Cuando hay hijos, el vínculo permanece y la obligación de los progenitores se incrementa ante una separación. El espíritu de la ley juega un rol importante en estos casos para asegurarle al menor su derecho a ser mantenido. Y este derecho, denominado “alimentos”, implica todo lo necesario para la subsistencia del menor: vestuario, educación, recreación, salud y vivienda, entre otros.
A los niños, por supuesto, les afecta este quiebre, ya que tienen que procesar el duelo de perder a su familia, de que mamá y papá ya no estén juntos y de perder la cotidianidad con el padre sobre todo, ya que en la mayoría de los casos, los hijos viven con su madre. Por ello, experimentan las consecuencias de esta decisión en cualquier etapa de la niñez o adolescencia.
 
 
 
 
 
 
 


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